La halitosis afecta aproximadamente al 20% de la población. Aunque es sensiblemente superior en hombres, son las mujeres las que acuden más a la consulta a tratar los problemas del aliento en un porcentaje del 53% frente al 47% de los varones. Además, no existe un rango de edad predominante, ya que se puede padecer a cualquier edad.
La halitosis no es una enfermedad en sí misma si no que es el síntoma o señal de otra patología, por este motivo es necesario acudir a un especialista para que identifique y trate la enfermedad subyacente, solucionando de esta forma el mal aliento. Además, puede suponer un problema psicológico y de convivencia para la persona que la padece.
Existen más de 80 causas que pueden producir halitosis, por lo que el diagnóstico es fundamental para elegir el tratamiento más adecuado para cada paciente. Los orígenes más frecuentes son 6:
- Boca: exceso de salivación, candidiasis, problemas gingivales, piercings linguales, etc.
- Respiración superior: sinusitis, amigdalitis (aliento a podrido), respiración bucal, cáncer de laringe, etc.
- Respiración inferior: neumonía, bronquitis, cáncer de pulmón, absceso pulmonar, etc.
- Digestivo: úlceras, gastritis, reflujo gastroesofágico, Enfermedad Inflamatoria Intestinal, infección por Helicobacter pylori (aliento amoniacal), etc.
- Sistémico: medicación, fiebre, hipoglucemia, diabetes (aliento afrutado), alteración hepática y renal (aliento urémico amoniacal), etc.
- Neuropsicológicos: estrés, ansiedad, depresión y alteración del gusto en la boca (desgeusia), etc.
Terminología de la halitosis.
La halitosis suele ser clasificada en dos grupos dependiendo de si ésta es o no percibida. Cabe señalar que la mayoría de personas adultas padece halitosis genuina al despertar, aunque se engloba en la categoría de halitosis transitoria. La halitosis transitoria es un problema temporal atribuido a la reducción del flujo salival durante el sueño y al ayuno prolongado. Este tipo de halitosis ocurre también con la ingesta de ciertos alimentos tales como el ajo y la cebolla.
- Halitosis Genuina
Es la halitosis que se identifica claramente, es decir, un mal olor obvio y superior al socialmente aceptable. Puede ser identificada tanto por pruebas organolépticas (mediante la nariz) como por exámenes físico-químicos.
- Halitosis Persistente
Es la halitosis patológica o crónica que tiene consecuencias evidentes en la vida “normal” de los pacientes. Esta patología no logra solucionarse con los habituales métodos de higiene y requiere de un plan de tratamiento específico, de acuerdo con el diagnóstico. El origen primario de esta halitosis puede ser oral (boca o dorso posterior de la lengua) o extra-oral (aparato respiratorio, tubo digestivo, alteraciones sistémicas, etc.)
- Halitosis Imaginaria
También designada como pseudohalitosis, se trata de una condición en la que no existe halitosis. Sin embargo, el paciente se queja insistentemente de su halitosis en base a su autopercepción. Esta condición puede llegar a convertirse en una obsesión (halitofobia) si el paciente sigue creyendo que padece halitosis después de haber recibido un tratamiento médico que ha conseguido erradicarla (erradicar la halitosis genuina) o incluso después de haber sido informado por terceras personas que no padece halitosis (pseudohalitosis).
- Halitosis Transitoria
Conocida como halitosis fisiológica, esporádica o matinal. Es un tipo de halitosis que suele originarse en el dorso de la lengua y que no requiere un tratamiento médico. En este sentido, se considera más una cuestión cosmética que médica.
Para su tratamiento es aconsejable acudir a tu clínica de confianza y realizar limpiezas habituales, además te darán consejos para mejorar tu higiene dental en casa y poder evitar este problema tan desagradable.